Rubén Rojo
Director Gerente CICITEM
Rubén Rojo
Director Gerente CICITEM
La denominada investigación aplicada estudia la aplicación práctica del conocimiento científico (matemáticas, biología, física, química, ingeniería y ciencias sociales). Esta investigación corresponde a un esfuerzo por convertir el conocimiento científico en tecnología para el bien de la sociedad.
Si bien es bastante sencillo comprender el beneficio de la investigación aplicada para la sociedad, es más difícil identificar el impacto que puede tener la investigación básica, es decir, el trabajo realizado sobre las cuestiones esenciales de una disciplina sin aplicaciones prácticas inmediatas.
Pero entonces, ¿por qué apoyar la investigación básica? Depende de nuestra visión a largo plazo de esta iniciativa. De hecho, la investigación se alimenta del conocimiento acumulado a través de la investigación fundamental. La investigación fundamental es, en última instancia, la parte exploratoria de la investigación aplicada, por lo que es esencial para la innovación. Los dos tipos de investigación, fundamental y aplicada, son, por tanto, dos partes inseparables de un mismo proceso creativo.
Cuando hablamos de “financiación de la investigación”, se trata de la compra de equipos de última generación, pero también de los sueldos de técnicos y de jóvenes investigadores. Son ellos, entre otros, quienes hacen descubrimientos bajo la supervisión de sus directores. La realización de una investigación requiere una metodología basada en evidencias. Una formación universitaria permite enseñar una metodología y unas competencias rigurosas que serán de utilidad en campos distintos a la investigación básica.
De hecho, muchos investigadores no se convertirán en profesores y no todos tendrán una carrera académica lineal, ni mucho menos.
Pero entonces, ¿por qué formar a más investigadores de los que pueden emplear las universidades y los institutos de investigación? Porque la formación a través de la investigación científica crea una fuerza laboral altamente calificada (metodología basada en hechos, investigación de información, recolección de datos, comunicación y síntesis de datos, etc.). Por lo tanto, la formación profesional a través de la investigación no solo es beneficiosa para el crecimiento de la comunidad de investigación académica y privada. También capacita a una sucesión calificada para beneficiar al mercado laboral chileno.
Dado que el mundo está en constante cambio, es fundamental adaptar las políticas científicas del país a estos cambios, en el interés regional y nacional. En este sentido, los gobiernos deben legislar estando informados de la evolución de la ciencia y de la sociedad.
Al proporcionar datos precisos y cuantificables, la investigación puede influir en las decisiones políticas para servir mejor a los ciudadanos. Uno puede imaginar fácilmente que el legislador se basa en datos recopilados por oceanógrafos para limitar la pesca de ciertas especies animales en peligro de extinción. Por tanto, la ciencia puede ser una herramienta poderosa para la gobernanza tanto por estas conclusiones como por su metodología.
La investigación es, por tanto, un motor clave de la innovación, la formación de vanguardia para los futuros profesionales en todos los sectores, y una herramienta política y humanista que transmite valores muy queridos por los jóvenes como la diversidad, la tolerancia y la participación. Por tanto, la investigación científica toma el pulso al mundo en el que actuamos.
Antofagasta, 5 noviembre 2021