OPINIÓN: A PROPÓSITO DE UNA VISITA

Rubén Rojo

Director Gerente CICITEM

El debate sobre el rol de la ciencia en un modelo de desarrollo alternativo ha surgido en distintos momentos. La verificación factual, de la pérdida de impulso del modelo puramente exportador de materias primas, la necesidad de dar mayor valor a una economía que incorpore con más decisión a la ciencia y la tecnología como pilares de diversificación. Adicionalmente, la crisis climática y pandémica, incorporaron, en el mismo debate, urgentes desafíos, como la necesidad de proteger los ecosistemas, democratizar los saberes, descentralizar los proyectos de investigación e innovación, fomentar la cultura colaborativa multi y transdisciplinaria, con una decisiva incorporación de las mujeres y que otorgue espacios protagónicos a las ciencias sociales y las humanidades, incluido el arte, en la construcción de un modelo de desarrollo integral.  

El programa del presidente Boric enfatiza en este objetivo no obstante algunos importantes avances, como la creación del Ministerio de Ciencias, persiste el escepticismo de sectores empresariales y de gestión del Estado que no creen en el desarrollo de capacidades propias y desconfían de las universidades, especialmente de las públicas. 

Las formas tecnocráticas y cortoplacistas de evaluar proyectos, que enfatizan lo unidimensional,  sumado a ello, un perfil excesivamente individualista presente en parte importante de la academia y la disociación existente entre los objetivos planteados en los programas, los resultados esperados y las necesidades de recursos para su gestión y ejecución. 

Estas dificultades son superables mediante espacios de participación que aprovechen el entusiasmo que genera la oportunidad de construcción colaborativa de un proyecto país cuyo norte sea el desarrollo sostenible, equitativo y armónico. Allí deben converger las universidades, que realizan la mayor parte de la investigación, el Estado y sus agencias, el sector privado innovador, los investigadores e investigadoras de todos los niveles de formación y las comunidades de los territorios, que mutan de objeto de estudio a sujetos de transformación. 

Así, los debates constitucionales son: espacios valiosos, la gran opción de relevar el papel de la ciencia y el conocimiento en el desarrollo, rol que no puede limitarse a una cuestión sectorial secundaria, que forme parte del debate central sobre la sociedad que deseamos construir. ¿Cómo nos aseguramos que prospere el discurso abierto? Comienza con la civilidad. El civismo es el compromiso de dejar de lado la vanidad y la competitividad para trabajar juntos. 

 

Author: CICITEM

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