ANTOFAGASTA, 30 de agosto 2021
Dra. Carolina Gamboa
Investigadora Adjunta en Recursos Hídricos Continentales CICITEM
El reciente informe desarrollado por el IPCC de la ONU, comprende el trabajo de numerosos científicos de distintas naciones a nivel mundial, que revela como el forzamiento radiativo provocado por la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), implican un conjunto de anomalías climáticas e impulsa cambios sustanciales en el ciclo global del agua generando un efecto que al día de hoy ya es considerado como irreversible. Lo anterior nos hace un llamado urgente, a ver la problemática del cambio climático desde el punto de vista de adaptación y mitigación. Dicho de otro modo, se calcula de manera hipotética que, si los efectos de GEI dejasen de emitirse por completo a la atmósfera el día de hoy, de igual forma, el calentamiento global continuaría el derretimiento acelerado de glaciares, aumentando el nivel del mar y generando grandes variaciones en los parámetros de precipitación, evaporación terrestre y humedad atmosférica, durante las próximas décadas, lo que además afectaría a nuestras generaciones futuras. En dicho informe, además, se ha comprobado que la influencia humana es la que ha generado estos cambios, que han sido detectables en el ciclo global del agua desde mediados del siglo XX. Lo que significa que el discurso global repetido por años a nivel mundial sobre la reducción de combustibles fósiles y la transición a la carbono neutralidad no está siendo efectiva y que se requiere de decisiones drásticas que sean tomadas por los grandes líderes mundiales.
A nivel global la distribución de estas anomalías climáticas generará grandes desastres naturales, que irán variando en su distribución espacial, es decir, en sectores en que estacionalmente se esperen lluvias serán devastados por grandes olas de calor, sequías e incendios forestales, mientras que otras zonas presentarán mayor frecuencia de inundaciones provocadas por eventos extremos de precipitación. Por eso es muy importante la gestión del agua a nivel mundial, sobre todo en zonas más influenciables por los patrones globales de aridez.
Si vemos estos cambios en el contexto de seguridad hídrica en Chile, la prolongada sequía que se experimenta en varias localidades del país, está impactando bruscamente la disponibilidad tanto de aguas superficiales como subterráneas. Por ejemplo, las zonas de humedales, lagos y ríos, son ecosistemas acuáticos contenedores de importantes especies de fauna y microfauna, que son altamente vulnerables amenazas físicas cuya pérdida generalmente se asocia a procesos de expansión de la población humana, el desarrollo inmobiliario e industrial, entre otras acciones, que generan zonas de sobrexplotación del recurso hídrico y su contaminación. Es por ello que son necesarios nuevos planteamientos dentro de la legislación de agua, que incluyan mayor compromiso de los entes privados, mientras que los organismos gubernamentales deben proporcionar herramientas para que la población en general adopte nuevas formas de transición a la sustentabilidad a nivel local. Esta nueva legislación debe contemplar, sobre todo, la mantención de las fuentes naturales de agua dulce donde el recurso hídrico sustenta estos valiosos ecosistemas que nos protegen del cambio climático.
